Cuando uno piensa en arquitectura modernista piensa principalmente en Barcelona, en Gaudí y en edificios como La Pedrera y la Casa Batlló. Sin embargo, muchos no nos imaginaríamos que la ciudad de Melilla es la segunda ciudad española con un mayor número de edificios modernistas y ‘art decó’, donde se pueden encontrar 900 ejemplos de esta arquitectura, 500 de ellos catalogados.
Y es que este movimiento arquitectónico, que nació y se desarrolló de la mano de la industrialización, dio lugar a nuevas edificaciones que representaban los valores económicos de la nueva sociedad capitalista y se manifestaron de forma clara en edificios destinados a fábricas, oficinas y viviendas, realizados con nuevas técnicas de construcción y nuevos materiales como el hierro colado y el vidrio, que aunque usados desde siempre en la construcción, los progresos de la industria permitieron extender sus aplicaciones e introducir en la construcción conceptos completamente nuevos.
Así, a principios del siglo XX Melilla se vio inmersa en una vorágine urbanística provocada por la creciente industrialización y el aumento de su población debido a la inmigración, lo que obligó a los ingenieros militares, responsables hasta ese momento de la arquitectura de la ciudad, a buscar nuevas soluciones. Así, a la racionalidad militar llegaron las corrientes modernistas provenientes de Cataluña y nacía un nuevo concepto de ciudad.
Eusebio Redondo Ballester fue el responsable de diseñar un proyecto de ampliación de la ciudad sin afectar al casco histórico y dio como resultado el Ensanche Reina Victoria, obra que se relaciona con la reforma urbanística de Barcelona diseñada por Ildefonso Cerdá y que dio lugar al actual barrio de L’Eixample.
En 1909 llega a Melilla proveniente de Barcelona Enrique Nieto, discípulo de Gaudí, quien cambió los diseños sencillos y la ornamentación ecléctica desarrollada hasta ese momento por los arquitectos militares, por motivos florales, de animales o de rostros de mujer que pueden observarse actualmente en muchos de los edificios de la ciudad.
Entre las obras realizadas por Nieto destacan la Casa Tortosa, el Edificio La Reconquista, la Casa de los Cristales, el Palacio de la Asamblea o el Edificio El Acueducto, así como su primera obra, la entonces sede del diario El telegrama del Rif y uno de los edificios más valorados de la ciudad.
Para disfrutar de este maravilloso descubrimiento un buen punto de partida es la plaza de España desde donde se puede llegar a las manzanas que forman el “Triángulo de Oro”, la zona donde se encuentran los mejores ejemplos del Ensanche modernista melillense.

